Tuesday, January 01, 2008

La música del otro

Hace 24 horas que fue año nuevo en China, 12 desde que lo fue aquí. Casi no he dormido nada, no porque me la haya pasado en la más intensa e interminable juerga, sino porque lo hicieron en mi lugar los vecinos de la calle de atrás, quienes se tomaron a pecho que se podía escuchar música en estruendo y aún permanezco oyendo a Anthony Santos como si me gustara. ¿Cuál es el sentido de elegir vivir en un lugar tranquilo si detrás de casa, conlindando con otra urbanización, los vecinos no tienen el mismo criterio? Lo peor es que tengo que escucharlo aunque no quiera, me estoy perdiendo el silencio. Estoy siendo obligada a escuchar algo que no quiero, a realizar una actividad que no me gusta y no lo puedo evitar. Curiosamente, el 2008 es el año de las cosas que pasan y no puedes evitar, que tendrás que escuchar aunque no quieras y que, aunque aprecies el silencio y quisieras estar haciendo otra cosa. Contundentemente, la vida me lo ha estrellado en la cara.

Estoy agotada, estoy somnolienta, estoy melancólica, es la impotencia. La impotencia de desear que las cosas fueran de una forma, de querer cambiarlas y no puedo. ¿Cómo hacerle entender a otro que algo está mal cuando no ha sido educado para ello? He ahí lo que yo no entiendo de este proceso: jamás será posible encauzar, sino a través del miedo y la intolerancia a aquellos que no han sido educados para entender o que no han preparado su sensibilidad para acceder a las cosas más sublimes. Simplemente se quedarán ahí. Pensarán que el estruendo es la cosa más maravillosa y le apreciarán como lo máximo. El estruendo es nuestra vida de locura, nuestra vida de prisa, nuestra vida que se desborda, querremos arrastrar a ella a todos cuanto podamos; lo lograremos porque obligaremos y no quedará alternativa, tendremos que escuchar la música que otro nos ponga, pero nuestro corazón añorará el silencio.

Añoro el silencio, añoro Tu Silencio, añoro los momentos que faltan para estar a tu lado en este camino tan largo y aparentemente eternamente largo, añoro estar en la paz, embeberme en la armonía, en la armonía del universo donde se forman todas las cosas. Sácame del estruendo. Sácame del ritmo de mi vecino que yo no quiero estar escuchando. Yo quiero hacer mi música... yo quiero oír la música que yo quiera, no permitas que nadie perturbe.

1 comment:

MarianaS said...

Hay no sabes como te comprendo...desde hace mucho tiempo vengo sintiedo que escucho la música del otro, que realmente no hago lo que quiero...2008 espero que no termines y siga yo en con la misma sensación.....