Friday, August 24, 2007
Un correo que llegará de cualquier forma: Personaje potencial de un libro por ser escrito
Mensaje para todos los que me conocen:
Tuesday, August 21, 2007
Todo depende de donde se encuentre el observador
La dilatación gravitacional del tiempo es una consecuencia de la teoría de la relatividad de Albert Einstein y de otras teorías relacionadas, la cual hace que el tiempo transcurra a diferentes ritmos en regiones de diferente potencial gravitatorio; cuanto mayor es la distorsión local del espacio - tiempo debido a la gravedad, más lentamente transcurre el tiempo. Esto se ha demostrado observando que los relojes atómicos a diferentes altitudes y, por lo tanto, a diferentes potenciales gravitatorios, muestran tiempos diferentes. Los efectos detectados en estos experimentos son extremadamente pequeños, con diferencias que se miden en nanosegundos.
Saturday, August 04, 2007
La voz del que perdura resplandeciendo...
Thursday, August 02, 2007
¿Dónde vas a encontrar tus historias?
Encontrarás tus historias por todas partes. Te quedarás quieto, sentado esperando a quien tengas que esperar. Mientras transcurre la espera, irás observando cada rostro y en cada rostro descubrirás una expresión y cada expresión te conectará con un alma y cada alma te conectará a la vida. Te llegará entonces la inspiración.
Encontrarás la inspiración en las manos de la muchacha que da vueltas y vueltas al celular que tiene en la mano, lo mueve con angustia, porque aún no ha sonado. No ha sonado en todo el día. Espera sentada en el banquito bajo el árbol. Mira hacia todos lados, esboza una sonrisa de resignación, suspira profundo y se va. No le ha visto, no le ha llamado. Hoy él se olvidó de ella.
Encontrarás la inspiración en los 2 muchachos que discuten sobre los más importantes atributos de Mazzeratti, mientras al mismo tiempo realizan un estudio de valor de las virtudes de la Presidente Light sobre la Brahma Light, la cual sostienen no sirve.... “¡¿Para qué una campaña tan mounstrosa, Loco, para tirar después una vaina que no sabe a na’?! Si quisieras harías un análisis más sopesado de cómo se agitan, de cómo se ríen, de cómo se arreglan la gorra, de cómo desvían la mirada de vez en cuando para atender a un buen trasero que va pasando. En estos dos puedes encontrar inspiración.
Puedes encontrar inspiración en el profesor que viene caminando con la joven que le discute sobre los resultados del último examen. Puedes encontrar una historia detrás de los ojos inexpugnables de él, que han dejado de conmoverse, en su firmeza que ya no se doblega, aunque debe reconocer interiormente que ella tiene la razón... pero no se la da. Ella se marcha, se retira decepcionada, decepcionada por las noches que pasó estudiando, por las madrugadas en que se levantó temprano, porque lee en los ojos del profesor su razón y le aborrece más. Y la razón de él es que ha tenido que endurecerse, endurecerse exteriormente para ocultar las debilidades de su corazón, la timidez de sonreír sorpresivamente, porque ha cambiado el abrazo cálido por el abrazo de bajar todos los días por esa escalera con el maletín en una mano y el fólder de pasar la lista en la otra. Porque, cuando no está ahí, está increíble e insoportablemente solo.
Puedes encontrar la inspiración en ti mismo, en cómo cambias la emisora, en cómo buscas un Cd, en cómo te preguntas si tienes buen aliento, para estar listo cuando se abra la puerta del carro, donde también podrás encontrar inspiración en los ojos dulces que te miran y en la sonrisa que esboza la boca que luego te besará. También puedes encontrar inspiración en eso.
Y en mí, si quieres. Y a mí, si quieres, que me puedes acusar de plagio, porque yo encontré mi inspiración en que tú no la tenías y la busqué en TUS espacios. Soñé con dónde la buscabas y aquí te la he transferido....
Encontrarás la inspiración en las manos de la muchacha que da vueltas y vueltas al celular que tiene en la mano, lo mueve con angustia, porque aún no ha sonado. No ha sonado en todo el día. Espera sentada en el banquito bajo el árbol. Mira hacia todos lados, esboza una sonrisa de resignación, suspira profundo y se va. No le ha visto, no le ha llamado. Hoy él se olvidó de ella.
Encontrarás la inspiración en los 2 muchachos que discuten sobre los más importantes atributos de Mazzeratti, mientras al mismo tiempo realizan un estudio de valor de las virtudes de la Presidente Light sobre la Brahma Light, la cual sostienen no sirve.... “¡¿Para qué una campaña tan mounstrosa, Loco, para tirar después una vaina que no sabe a na’?! Si quisieras harías un análisis más sopesado de cómo se agitan, de cómo se ríen, de cómo se arreglan la gorra, de cómo desvían la mirada de vez en cuando para atender a un buen trasero que va pasando. En estos dos puedes encontrar inspiración.
Puedes encontrar inspiración en el profesor que viene caminando con la joven que le discute sobre los resultados del último examen. Puedes encontrar una historia detrás de los ojos inexpugnables de él, que han dejado de conmoverse, en su firmeza que ya no se doblega, aunque debe reconocer interiormente que ella tiene la razón... pero no se la da. Ella se marcha, se retira decepcionada, decepcionada por las noches que pasó estudiando, por las madrugadas en que se levantó temprano, porque lee en los ojos del profesor su razón y le aborrece más. Y la razón de él es que ha tenido que endurecerse, endurecerse exteriormente para ocultar las debilidades de su corazón, la timidez de sonreír sorpresivamente, porque ha cambiado el abrazo cálido por el abrazo de bajar todos los días por esa escalera con el maletín en una mano y el fólder de pasar la lista en la otra. Porque, cuando no está ahí, está increíble e insoportablemente solo.
Puedes encontrar la inspiración en ti mismo, en cómo cambias la emisora, en cómo buscas un Cd, en cómo te preguntas si tienes buen aliento, para estar listo cuando se abra la puerta del carro, donde también podrás encontrar inspiración en los ojos dulces que te miran y en la sonrisa que esboza la boca que luego te besará. También puedes encontrar inspiración en eso.
Y en mí, si quieres. Y a mí, si quieres, que me puedes acusar de plagio, porque yo encontré mi inspiración en que tú no la tenías y la busqué en TUS espacios. Soñé con dónde la buscabas y aquí te la he transferido....
Wednesday, August 01, 2007
Aventuras a la salida del trabajo: 6:15p.m. Santiago de los Caballeros
Vuelvo a casa del trabajo, cansada y hambrienta, con una incipiente gripe que poco a poco comienza a carcomer mi garganta. Mientras recorro el kilómetro que separa la carreterita de la avenida, voy haciendo un recuento mental de las cosas que hay en mi nevera: pan de sándwich (no me gusta), Jamón, queso, huevos, una sopa vieja, yerba de toda clase: repollo, lechuga, acelgas, puerro y cilantro. Se acabaron las tortillas con las que me preparo mis deliciosas quesadillas y no hay de qué hacer jugo... mala cosa. Mis tripitas comienzan a bailar y casi huelo el aroma de las cebollitas fritas en la sartén –voy a prepararme unos huevos... o ¿descongelo carne molida y preparo pasta... uhmmm?-. Mientras, ya estoy en la avenida, desesperada con la lentitud con la que, según yo, avanzan los que van frente a mi. Soy presa entonces de la impaciencia: cortes de pastelitos por todos lados, intrépidos rebases, pero avanzo y avanzo y, ¡Por fin! Ya estoy en la Estrella Sadhalá. ¡Chispas! mas nubes negras en el panorama: un majestuoso tapón que está empezando en Utesa hasta un tramo cerrado que estoy viendo frente a Pricemart. ¡Joder! ¿Qué diablos pasa?
Me muero de la risa al ver la mirada de satisfacción que me dirige la conductora de mi último gran rebase: un Mitsubishi Lancer rojo al que dejé súper atrás... “Ahhhh, Tiguerita, creíste que te me fuiste adelante, aquí estamos en el mismo tapón, jejejejejejejeje” –Nunca sabrás –le contesto telepáticamente- el hambre que llevo, individua, así que no me juzgues que me dan ganas de borrarte esa sonrisita de la cara.... uffffffffff Pero me sigo riendo... a carcajadas, sola en el carro, encantada de la vida... ya ni modo, ¿qué puedo hacer? Todavía no puedo sacarle las alas a Fabio y, de poder hacerlo, no habría “pista” suficiente para hacerlo despegar.
Mientras desarrollo mis complicadas intríngulis mentales, me sobresalta la cara de idiota con que me mira el chofer del concho que está a mi lado. “¿Qué? ¿Nunca has visto una muchacha bonita y contenta?. Idiota.” Como sabrán, toda esta respuesta transcurre para mis adentros; con tantas historias de gente violenta no sabemos de qué nadie es capaz, así que, sorprendentemente -¡Cuánto he cambiado!- esbozo una pícara sonrisa.... y el tipo deja de mirarme.
Genial: un contenedor volcado medio a medio en la avenida. Un contenedor azul. A ver, a ver, ingeniera: 40 pies. 40 pies de longitud, aproximadamente 8 de altura, veamos: ¿7 de ancho? Esa es mi percepción. Perdonen los que conocen las dimensiones exactas y estandarizadas de un contenedor de transporte multimodal. Sumemos la altura de la plataforma porta-contenedores que es arrastrada por el camión. Ha destrozado el tendido eléctrico, el de teléfono, el de telecable.... ¿Por qué no habrán metido todos esos cables bajo tierra? Siempre afean las fotos de los edificios de mi ciudad. Son basura visual. Tampoco se le ocurre a ninguno de los AMET’S –oficiales de tránsito- habilitar dos tramos del lado opuesto de la avenida para que pueda agilizarse el tránsito en dos direcciones. Avenida de 4 carriles por cada dirección. El lado que discurre hacia el norte bloqueado por un contenedor. Tomemos los 4 carriles que discurren hacia el sur: dos para subir, dos para bajar. Pero ¡Noooooooooooooo! ¡A nadie se le ocurre!!! Deciden atravesar una de sus patrullas anunciando: “Por este lado no, mis queridos ciudadanos. Desvíense por la derecha” Bueno, en ningún lado decía “Desvíese para allá” pero, ¿pa’ cuál otro lado???? No hay alternativa.
Ya todos comenzamos a exasperarnos. Sorprendentemente, para las costumbres de mi país, nadie ha hecho sonar las bocinas de su automóvil. ¡Cuánto hemos progresado! ¡Bienvenida, musa de la civilización! –esa me la acabo de inventar yo. Bueno, pues me voy pa’ la derecha, NPI de adónde me dirijo. Sé que por algún lado voy a salir a la autopista principal. ¡Qué lejos estaré quedando de casa! ¡Qué lejos estaré quedando de mis huevos revueltos!
Hago una llamada para entretenerme. Mientras persigo a un Passat blanco que sí parece tener idea de dónde estamos, le hago unas cuantas recomendaciones de películas a mi amigo que está en Moviemax. Cráteres lunares por todas partes, hoyos inclementes que van destrozando los amortiguadores del pobre Fabio. Quisiera levantarle y cargarlo yo misma, he cambiado mis barbies por este juguete que me sale tan caro.
Está lloviznando. Una lluviecilla que lo que hace es lodo, ensuciándolo todo. Al fin: La autopista. ¡La autopista: una nueva cola interminable de automóviles que se extiende al infinito en dirección sureste, hacia Santo Domingo! ¡Ufff!!! ¡No hay semáforo! Apiádense de mi, amables conductores, dejen pasar a una dama en apuros. Cruzo. No sé como pero cruzo. De reojo veo un super camión que se detiene a mi lado. Salvada por un pelillo. Ahora lo más difícil. Estoy en el carril de la izquierda. Debo recorrer cuatro carriles para llegar al carril de la derecha, porque debo doblar antes de 50 metros.... Demasiados desafíos para una novel conductora. Direccionales colocadas, 5 sentidos en esto. Lo logro. Y lo logro sin hacer disparates ni imprudencias. Fueron tan amables que me dejaron pasar.
Ahora sí, a todo galope para conectarme con la carretera que va a Licey, para luego subir por la Juan Pablo Duarte y estar más cerca de casa. Está todo enlodado, hasta siento que el auto pesa más de tanto lodo que le siento en las gomas... ¡Me muero de hambre, me muero de impaciencia! No aguanto más. Me detengo en el puesto de empanadas: una de chorizo, una de pollo con queso y maiz. Rico, rico. Estómago calmado.
Por fin llego a casa. Me estaciono, estoy aquí, 12 horas después. Con la ropa estropeada, la cara sudada, el pelo agitado por el viento, indomable.... los pies hinchados, el hambre saciada, con dolor de garganta, con sueño, con la mente en lo que hice hoy, en lo que haré mañana. Rezando por mejores conductores, que sean menos locos que yo, menos locos que la patana. Hasta mañana.
Me muero de la risa al ver la mirada de satisfacción que me dirige la conductora de mi último gran rebase: un Mitsubishi Lancer rojo al que dejé súper atrás... “Ahhhh, Tiguerita, creíste que te me fuiste adelante, aquí estamos en el mismo tapón, jejejejejejejeje” –Nunca sabrás –le contesto telepáticamente- el hambre que llevo, individua, así que no me juzgues que me dan ganas de borrarte esa sonrisita de la cara.... uffffffffff Pero me sigo riendo... a carcajadas, sola en el carro, encantada de la vida... ya ni modo, ¿qué puedo hacer? Todavía no puedo sacarle las alas a Fabio y, de poder hacerlo, no habría “pista” suficiente para hacerlo despegar.
Mientras desarrollo mis complicadas intríngulis mentales, me sobresalta la cara de idiota con que me mira el chofer del concho que está a mi lado. “¿Qué? ¿Nunca has visto una muchacha bonita y contenta?. Idiota.” Como sabrán, toda esta respuesta transcurre para mis adentros; con tantas historias de gente violenta no sabemos de qué nadie es capaz, así que, sorprendentemente -¡Cuánto he cambiado!- esbozo una pícara sonrisa.... y el tipo deja de mirarme.
Genial: un contenedor volcado medio a medio en la avenida. Un contenedor azul. A ver, a ver, ingeniera: 40 pies. 40 pies de longitud, aproximadamente 8 de altura, veamos: ¿7 de ancho? Esa es mi percepción. Perdonen los que conocen las dimensiones exactas y estandarizadas de un contenedor de transporte multimodal. Sumemos la altura de la plataforma porta-contenedores que es arrastrada por el camión. Ha destrozado el tendido eléctrico, el de teléfono, el de telecable.... ¿Por qué no habrán metido todos esos cables bajo tierra? Siempre afean las fotos de los edificios de mi ciudad. Son basura visual. Tampoco se le ocurre a ninguno de los AMET’S –oficiales de tránsito- habilitar dos tramos del lado opuesto de la avenida para que pueda agilizarse el tránsito en dos direcciones. Avenida de 4 carriles por cada dirección. El lado que discurre hacia el norte bloqueado por un contenedor. Tomemos los 4 carriles que discurren hacia el sur: dos para subir, dos para bajar. Pero ¡Noooooooooooooo! ¡A nadie se le ocurre!!! Deciden atravesar una de sus patrullas anunciando: “Por este lado no, mis queridos ciudadanos. Desvíense por la derecha” Bueno, en ningún lado decía “Desvíese para allá” pero, ¿pa’ cuál otro lado???? No hay alternativa.
Ya todos comenzamos a exasperarnos. Sorprendentemente, para las costumbres de mi país, nadie ha hecho sonar las bocinas de su automóvil. ¡Cuánto hemos progresado! ¡Bienvenida, musa de la civilización! –esa me la acabo de inventar yo. Bueno, pues me voy pa’ la derecha, NPI de adónde me dirijo. Sé que por algún lado voy a salir a la autopista principal. ¡Qué lejos estaré quedando de casa! ¡Qué lejos estaré quedando de mis huevos revueltos!
Hago una llamada para entretenerme. Mientras persigo a un Passat blanco que sí parece tener idea de dónde estamos, le hago unas cuantas recomendaciones de películas a mi amigo que está en Moviemax. Cráteres lunares por todas partes, hoyos inclementes que van destrozando los amortiguadores del pobre Fabio. Quisiera levantarle y cargarlo yo misma, he cambiado mis barbies por este juguete que me sale tan caro.
Está lloviznando. Una lluviecilla que lo que hace es lodo, ensuciándolo todo. Al fin: La autopista. ¡La autopista: una nueva cola interminable de automóviles que se extiende al infinito en dirección sureste, hacia Santo Domingo! ¡Ufff!!! ¡No hay semáforo! Apiádense de mi, amables conductores, dejen pasar a una dama en apuros. Cruzo. No sé como pero cruzo. De reojo veo un super camión que se detiene a mi lado. Salvada por un pelillo. Ahora lo más difícil. Estoy en el carril de la izquierda. Debo recorrer cuatro carriles para llegar al carril de la derecha, porque debo doblar antes de 50 metros.... Demasiados desafíos para una novel conductora. Direccionales colocadas, 5 sentidos en esto. Lo logro. Y lo logro sin hacer disparates ni imprudencias. Fueron tan amables que me dejaron pasar.
Ahora sí, a todo galope para conectarme con la carretera que va a Licey, para luego subir por la Juan Pablo Duarte y estar más cerca de casa. Está todo enlodado, hasta siento que el auto pesa más de tanto lodo que le siento en las gomas... ¡Me muero de hambre, me muero de impaciencia! No aguanto más. Me detengo en el puesto de empanadas: una de chorizo, una de pollo con queso y maiz. Rico, rico. Estómago calmado.
Por fin llego a casa. Me estaciono, estoy aquí, 12 horas después. Con la ropa estropeada, la cara sudada, el pelo agitado por el viento, indomable.... los pies hinchados, el hambre saciada, con dolor de garganta, con sueño, con la mente en lo que hice hoy, en lo que haré mañana. Rezando por mejores conductores, que sean menos locos que yo, menos locos que la patana. Hasta mañana.
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