Wednesday, December 17, 2008

Wednesday, December 03, 2008

Un instante de reposo en el viento

El viaje desde la ciudad hacia la pequeña campiña donde estaba la universidad tardó unas 4 horas. Mientras me acomodaba en el asiento del autobús y me empezaba a quitar el abrigo, el suéter, la bufanda, el gorro, me sentía conmovida por la exuberancia de la naturaleza brotando afuera, en el camino, del otro lado de la ventana. El camino hacia un rumbo desconocido estuvo lleno de lagos, de flores (unas florecillas amarillas en ramilletes pequeñitos que se esparcían en toda la orilla de la carretera, burlándose del invierno que se iba) de casitas de madera en el medio de la nada, de pequeñas tiendas de bebidas en cada pueblito.

En San Martín *, sin darme cuenta de cómo ocurrió, estabas a mi lado.

- “Kaixo!” dijiste en euskera.
- “Hola!” contesté en castellano.

Casi ni levanté la mirada de la revista que leía. ¡Qué vergüenza! Una revistilla barata que para nada debía definir la percepción de intelectual, inteligente, interesante, mujer de mundo, bombón sexy, pero sofisticado y exquisito con IQ superior y, por demás y sobretodo, belleza exuberante. (Ehhh bueno, Clara no es completamente todo eso, pero se vale mentir un poco en las historias, no? Para eso es ficción. Continuo con el relato)

Tú leías “Va ‘dove ti porta il cuore” de Susana Tamaro. Profundamente en mi, me sorprendí de la sensibilidad de este individuo que está leyendo un libro de tremenda fuerza, pero que encasillaron para mujeres por la femenina confabulación con que alienta a perseguir y vivir para las necesidades reales e íntimas y absolutas del corazón.

- ¿Qué prefieres? – me preguntaste, yo te miré como si vinieras de otro mundo- ¿Una buena canción o un buen libro?
- ¿Puedo preferir las dos?
- No
- Bueno –empecé, tratando de idear algo inteligente- una canción te dejará un efecto espontáneo, inmediato, conmoverá tu corazón en menos de 5 minutos. Para emociones instantáneas, si esa es la idea, elegiré la canción. Un libro necesita más tiempo para penetrar en tu alma, para hacerse de un espacio en las sensaciones de tu vida. Ciertamente su efecto perdurará más y probablemente te toque con más fuerza. Elijo el libro.

En ese momento, todo quedó quieto como si en un maravilloso complot del destino lo único que existía eran tus ojos y mis ojos, mi mirada y tu mirada, cómplices del maravilloso hallazgo de gustar de lo mismo, de saber lo mismo, de haber descubierto algo que nadie más sabe excepto nosotros y que puede cambiar nuestras vidas para siempre. En un instante de reposo en el viento, en el que mi corazón dio un salto y tus ojos brillaron, pude saber que las cosas podrían ser diferentes y, que ese viaje en la primavera que recién comenzaba, podía ser también un despertar de las cosas que sólo el destino conoce. El de los cómodos silencios, el de los contornos conocidos, pero que aún no se han visto.

En ese momento me FIJÉ en ti, en tu boca, en tus ojos risueños, en tu despeine total.

- Hola, me llamo Clara
- Hola, soy Eli.

De la serie de las vidas pasadas

Kenia Gómez