Wednesday, August 01, 2007

Aventuras a la salida del trabajo: 6:15p.m. Santiago de los Caballeros

Vuelvo a casa del trabajo, cansada y hambrienta, con una incipiente gripe que poco a poco comienza a carcomer mi garganta. Mientras recorro el kilómetro que separa la carreterita de la avenida, voy haciendo un recuento mental de las cosas que hay en mi nevera: pan de sándwich (no me gusta), Jamón, queso, huevos, una sopa vieja, yerba de toda clase: repollo, lechuga, acelgas, puerro y cilantro. Se acabaron las tortillas con las que me preparo mis deliciosas quesadillas y no hay de qué hacer jugo... mala cosa. Mis tripitas comienzan a bailar y casi huelo el aroma de las cebollitas fritas en la sartén –voy a prepararme unos huevos... o ¿descongelo carne molida y preparo pasta... uhmmm?-. Mientras, ya estoy en la avenida, desesperada con la lentitud con la que, según yo, avanzan los que van frente a mi. Soy presa entonces de la impaciencia: cortes de pastelitos por todos lados, intrépidos rebases, pero avanzo y avanzo y, ¡Por fin! Ya estoy en la Estrella Sadhalá. ¡Chispas! mas nubes negras en el panorama: un majestuoso tapón que está empezando en Utesa hasta un tramo cerrado que estoy viendo frente a Pricemart. ¡Joder! ¿Qué diablos pasa?

Me muero de la risa al ver la mirada de satisfacción que me dirige la conductora de mi último gran rebase: un Mitsubishi Lancer rojo al que dejé súper atrás... “Ahhhh, Tiguerita, creíste que te me fuiste adelante, aquí estamos en el mismo tapón, jejejejejejejeje” –Nunca sabrás –le contesto telepáticamente- el hambre que llevo, individua, así que no me juzgues que me dan ganas de borrarte esa sonrisita de la cara.... uffffffffff Pero me sigo riendo... a carcajadas, sola en el carro, encantada de la vida... ya ni modo, ¿qué puedo hacer? Todavía no puedo sacarle las alas a Fabio y, de poder hacerlo, no habría “pista” suficiente para hacerlo despegar.

Mientras desarrollo mis complicadas intríngulis mentales, me sobresalta la cara de idiota con que me mira el chofer del concho que está a mi lado. “¿Qué? ¿Nunca has visto una muchacha bonita y contenta?. Idiota.” Como sabrán, toda esta respuesta transcurre para mis adentros; con tantas historias de gente violenta no sabemos de qué nadie es capaz, así que, sorprendentemente -¡Cuánto he cambiado!- esbozo una pícara sonrisa.... y el tipo deja de mirarme.

Genial: un contenedor volcado medio a medio en la avenida. Un contenedor azul. A ver, a ver, ingeniera: 40 pies. 40 pies de longitud, aproximadamente 8 de altura, veamos: ¿7 de ancho? Esa es mi percepción. Perdonen los que conocen las dimensiones exactas y estandarizadas de un contenedor de transporte multimodal. Sumemos la altura de la plataforma porta-contenedores que es arrastrada por el camión. Ha destrozado el tendido eléctrico, el de teléfono, el de telecable.... ¿Por qué no habrán metido todos esos cables bajo tierra? Siempre afean las fotos de los edificios de mi ciudad. Son basura visual. Tampoco se le ocurre a ninguno de los AMET’S –oficiales de tránsito- habilitar dos tramos del lado opuesto de la avenida para que pueda agilizarse el tránsito en dos direcciones. Avenida de 4 carriles por cada dirección. El lado que discurre hacia el norte bloqueado por un contenedor. Tomemos los 4 carriles que discurren hacia el sur: dos para subir, dos para bajar. Pero ¡Noooooooooooooo! ¡A nadie se le ocurre!!! Deciden atravesar una de sus patrullas anunciando: “Por este lado no, mis queridos ciudadanos. Desvíense por la derecha” Bueno, en ningún lado decía “Desvíese para allá” pero, ¿pa’ cuál otro lado???? No hay alternativa.

Ya todos comenzamos a exasperarnos. Sorprendentemente, para las costumbres de mi país, nadie ha hecho sonar las bocinas de su automóvil. ¡Cuánto hemos progresado! ¡Bienvenida, musa de la civilización! –esa me la acabo de inventar yo. Bueno, pues me voy pa’ la derecha, NPI de adónde me dirijo. Sé que por algún lado voy a salir a la autopista principal. ¡Qué lejos estaré quedando de casa! ¡Qué lejos estaré quedando de mis huevos revueltos!

Hago una llamada para entretenerme. Mientras persigo a un Passat blanco que sí parece tener idea de dónde estamos, le hago unas cuantas recomendaciones de películas a mi amigo que está en Moviemax. Cráteres lunares por todas partes, hoyos inclementes que van destrozando los amortiguadores del pobre Fabio. Quisiera levantarle y cargarlo yo misma, he cambiado mis barbies por este juguete que me sale tan caro.

Está lloviznando. Una lluviecilla que lo que hace es lodo, ensuciándolo todo. Al fin: La autopista. ¡La autopista: una nueva cola interminable de automóviles que se extiende al infinito en dirección sureste, hacia Santo Domingo! ¡Ufff!!! ¡No hay semáforo! Apiádense de mi, amables conductores, dejen pasar a una dama en apuros. Cruzo. No sé como pero cruzo. De reojo veo un super camión que se detiene a mi lado. Salvada por un pelillo. Ahora lo más difícil. Estoy en el carril de la izquierda. Debo recorrer cuatro carriles para llegar al carril de la derecha, porque debo doblar antes de 50 metros.... Demasiados desafíos para una novel conductora. Direccionales colocadas, 5 sentidos en esto. Lo logro. Y lo logro sin hacer disparates ni imprudencias. Fueron tan amables que me dejaron pasar.

Ahora sí, a todo galope para conectarme con la carretera que va a Licey, para luego subir por la Juan Pablo Duarte y estar más cerca de casa. Está todo enlodado, hasta siento que el auto pesa más de tanto lodo que le siento en las gomas... ¡Me muero de hambre, me muero de impaciencia! No aguanto más. Me detengo en el puesto de empanadas: una de chorizo, una de pollo con queso y maiz. Rico, rico. Estómago calmado.

Por fin llego a casa. Me estaciono, estoy aquí, 12 horas después. Con la ropa estropeada, la cara sudada, el pelo agitado por el viento, indomable.... los pies hinchados, el hambre saciada, con dolor de garganta, con sueño, con la mente en lo que hice hoy, en lo que haré mañana. Rezando por mejores conductores, que sean menos locos que yo, menos locos que la patana. Hasta mañana.

3 comments:

Unknown said...

¿Vena literaria le llaman?

Hacia muchísimo tiempo que no me encontraba con una excelente descripción, perfectamente estructurada, de un evento tan real, pero que pudiste traducir con un estilo narrativo, a una anecdota tan pintoresca, entretenimiento incluido.

Me gusta esa filosofia con la que enfrentas las situaciones y visicitudes típicas de nuestro casi salvaje medio.

Servicios y Soluciones DIPSA said...

... casi salvaje es poco.. diria que es una jungla... :P

pero lo bueno es que lo tomo con calma.. y hasta con pastelitos incluidos.. :)

por cierto esta de moda tirar los contenedores a la calle?? el viernes (3 de Agosto) en la noche habia uno tirado en la autopista "Las Americas" hasta con camion volteado y todo.. un espectaculo...

Bueno.. sin comentarios.. :P
el manejo :) el efecto lo dice todo.

Unknown said...

Ingeniera te felicito por la forma de como redactas un día normal de la vida de un dominicano (santiaguero)... me llene de una incansable carcajada en un día que no me sentía muy bien de ánimo.

Ya sé el por qué me preguntaste el día después de haber pasado el accidente de la patana, por las medidas que tenía aquella patana que vimos enfrente...ja,ja,ja,ja

Kenia eres brillante!!!!! que orgullo es poder decir: yo conozco la joven que escribio este blog.