Wednesday, May 21, 2008

La vida rodando

En la mano derecha una botella de cerveza. Trataba de cubrirla lo más posible con mi mano, así no se notaba que durante la última hora no había bebido ni dos tragos. Parecía una ofensa terrible al grupo en el que estaba y constantemente escuchaba los reclamos: "¡No estas bebiendoooo!"

Parecía un poco perdida, sentada en una silla de plástico, entre la gente, en la avenida, en el liquor store, la música, las risas y yo muda.... No tenía sentido para mi el ocupar el tiempo de no pensar y no encontrarme ahogada en los efectos secundarios de la cebada fermentada.

Yo sólo miraba.... miraba a la calle y trataba de escuchar las voces que surgían en mi cabeza haciendo miles de preguntas. Las preguntas fueron interrumpidas por el bullicio de una sirena a la que nadie prestó caso, pero a mi me pareció una arritmia dentro del serial pulular de la música en estruendo. "Una ambulancia..." decían mis oídos. Y justo frente a mis ojos se materializó un cuerpo tendido sobre otro dando resucitación, las ventanas de las ambulancias corridas dejaban ver un enfermero afanado con mirada de angustia, las manos en el pecho del enfermo, 1,2,3... Pasó frente a mi y sentí que sólo yo me enteré. Sentí que fue un secreto entre mi y el cuerpo que se iba convirtiendo en un cadáver en una ambulancia que pasaba y que sólo yo pude ver la desesperación de un hombre que luchaba por lograr que otro no muriera.

Viernes, la noche joven, los años por disfrutar, la expectativa de una felicidad por llegar. A mi alrededor la vida se iba yendo en los tragos de cerveza. En esa ambulancia la muerte se estaba materializando. Se materializaba la muerte porque la vida se iba rodando...